El tejido empresarial español ha experimentado una evolución discreta en lo que llevamos de 2025. Aunque los datos macroeconómicos reflejan una tendencia de crecimiento, la recuperación sigue siendo desigual, y las barreras estructurales continúan afectando especialmente a los emprendedores.
Una recuperación desigual
Según los últimos datos del primer semestre de 2025, el número de empresas activas en España ha aumentado un 1,3 % respecto al mismo periodo del año anterior. Se trata de un crecimiento modesto, condicionado en buena parte por la incertidumbre económica internacional, el encarecimiento de la financiación y la debilidad del consumo interno.
Por sectores, los servicios han concentrado la mayor parte de las nuevas altas empresariales, con una participación cercana al 70 %. La industria, en cambio, mantiene un crecimiento plano, mientras que la construcción muestra signos de estancamiento tras un repunte en 2023 y 2024 vinculado a la rehabilitación energética de edificios y los fondos europeos.
Emprender en España: más voluntad que facilidades
El fenómeno emprendedor no ha desaparecido, pero sí se enfrenta a un entorno especialmente hostil. En 2024 se registraron más de 100.000 nuevas empresas, pero casi un tercio de ellas no superó el primer año de actividad. Este patrón se mantiene en 2025.
Las principales dificultades señaladas por los nuevos emprendedores incluyen:
Excesiva burocracia: Los trámites para constituir una empresa en España pueden llevar hasta 10 días laborables, en contraste con países europeos donde es posible completar el proceso en menos de una semana. Además, los costes iniciales en notaría, registros y licencias siguen siendo elevados para pequeños proyectos.
Falta de apoyo real: Aunque existen numerosos programas públicos de ayuda, la mayoría están sujetos a convocatorias puntuales, largos periodos de espera y una complejidad administrativa que desincentiva su uso.
Presión fiscal desde el inicio: Muchos autónomos y pequeñas sociedades deben hacer frente a cuotas y obligaciones fiscales desde el primer día, incluso antes de generar ingresos estables.
Previsiones conservadoras para los próximos años
Las previsiones económicas para el periodo 2025–2027 apuntan a un crecimiento del PIB en torno al 1,8 % anual, según proyecciones recientes. Sin embargo, este crecimiento no se traduce necesariamente en una expansión empresarial significativa. La creación de nuevas empresas podría estabilizarse, con tasas similares a las actuales, salvo que se produzcan cambios estructurales.
En cuanto al emprendimiento, se prevé que continúe siendo dinámico en términos de intención, especialmente entre jóvenes y profesionales que abandonan el empleo asalariado, pero limitado en su capacidad de consolidación.
Los expertos coinciden en que, sin una modernización del sistema administrativo, una reforma en el modelo de apoyo público y una flexibilización de las cargas fiscales iniciales, el emprendimiento en España seguirá condicionado por un entorno que, a menudo, juega en su contra.
Conclusión
España cuenta con talento, creatividad y vocación empresarial, pero aún arrastra un modelo institucional que no facilita el emprendimiento. Mientras tanto, el crecimiento del número de empresas avanza a un ritmo prudente, insuficiente para transformar el modelo productivo a medio plazo. La oportunidad existe, pero está lejos de estar plenamente aprovechada.